Ya tiene pasaje. ¿A la Argentina? Sí, por supuesto. ¿Y a Japón? Casi casi.
Después de un adiós frío en Ezeiza, repitiendo que todo estaba como al principio, Juan Román Riquelme ayer aterrizó en el aeropuerto de Barcelona y mañana, si la operación sigue por los mismos carriles, volvería a pasar por los mismos mostradores para hacer el último check in con destino a la Argentina. El ídolo que Boca espera como una bendición ya tiene una reserva. Pero, claro, este dato no quiere decir que haya flexibilizado un ápice su dura postura.
Desde el primer día de negociaciones, Riquelme repitió que tenía un contrato firmado con Villarreal y que su idea era cobrar todo lo que le correspondía. Y su posición sigue siendo la misma más allá de que entre Boca y el club español ya exista un principio de acuerdo para cerrar esta transferencia. Por eso, a pesar de que le dieron tres días libres para que se quedara en Buenos Aires para resolver los detalles de la operación, Román optó por volver a España como medida de presión para que le respetaran todo lo firmado. Entre otras cosas, no sólo que le depositen los seis millones de euros que Villarreal debía pagarle el 30 de octubre y que amenazó con pagarlos en 18 meses, sino también que le solucionen la diferencia que surge de impuestos por la mudanza a la Argentina. Como Riquelme perdería la residencia española, cosa que no ocurrió con su préstamo de principios de año porque estuvo menos de 180 días, ahora tendría que tributar un 10% más sobre su contrato de nueve millones de euros. Y el jugador no quiere que eso se lo descuenten a él. Entre los detalles que quedan por zanjar, justamente, uno de ellos es quién se hace cargo de ese millón de dólares. Una cuestión salvable en una operación que mueve 45 millones de pesos y en la que Villarreal terminará financiando a Boca, que le pagará 10 millones de euros en cinco años.
Acordadas, al fin, las condiciones del pase, Boca ayer se dedicó full time a otro aspecto no menor para contar con el crack en Japón: FIFA. Como hoy cierra el plazo para entregar la lista de los 23 para el Mundial, la cual por regla debe surgir de la que ya fue entregada con 30 nombres, el club ayer se movió rápido para contactarse con gente en Suiza y plantear esta particular situación. Puntualmente, no pidió una excepción a la regla sino presentó el tema a partir de la venta de Bruno Urribarri, que anoche mismo se desvinculó del club, firmó todo y pasó a un grupo empresario. Boca aspira a que la FIFA les dé el ok para ocupar ese lugar con Riquelme y no con alguno de los siete que quedarán afuera.
Por lo pronto, ayer Olé se contactó con gente en Zurich y le explicaron que se está debatiendo el tema. "Mañana (hoy) tomaremos una decisión", expresaron con rigor suizo, pero sin descartar la chance de conceder la autorización que se necesita para que Riquelme, más allá de ser incluido en la lista de 23, pueda jugar en Japón.
Si hubiera que guiarse por la cara de Russo, que ayer andaba exultante, tal vez por algún guiño, habría que arriesgar que hoy el 10 aparecerá en esa lista, que el fin de semana regresará a Buenos Aires y que el 5 de diciembre se subirá a otro avión para cruzar el mundo rumbo a Japón. Pero los tiempos de la FIFA, que hoy se expedirá sobre el tema, obligan a mantener la cautela hasta hoy. Aunque Riquelme ya tenga pasaje. A la Argentina, claro, ¿y a Japón?
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